Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Una tarde muy calurosa de julio, un médico me soltó un puñetazo que no esperaba:

“Yo, en tu lugar, dejaría de entrenar.”

Me negué a aceptar la realidad. Pero, en el fondo, reconocí el patrón: ya me había pasado antes. Primero una lesión me sacó del campo como jugador. Ahora otro tipo de lesión me apartaba de la profesión que había elegido: ser entrenador.

Volví. No al banquillo, sino a la banda. Desde ahí vi a mi equipo, transformado en un zombi mecánico. Hasta que un de mis (ex) jugador se acercó y me soltó:

“Te echamos de menos, míster. Aquí ya nadie es feliz. Todo es ordeno y mando.”

Esas palabras se quedaron dando vueltas en mi cabeza. Hasta que entendí que la diferencia entre ser un buen entrenador y un entrenador común está en la capacidad para liderar equipos. Inspirar. Motivar. Comunicar. En manejar emociones, propias y del equipo, bajo presión. Esa había sido mi profesión y, solo cuando me alejé, lo descubrí. El trabajo de un entrenador es transformar a un grupo en un equipo. El trabajo de un líder, transformarlo en un gran equipo.

Desde ese día, me dedico a ayudar a entrenadores a desarrollar su liderazgo e inteligencia emocional.

Los buenos equipos dependen de tácticas. Los grandes equipos dependen de su líder.

Y los líderes no nacen. Se entrenan.

Descubre más
Impulsa tus habilidades con nuestro coaching para entrenadores.
Contacta

Coach
Privacy Overview

This website uses cookies so that we can provide you with the best user experience possible. Cookie information is stored in your browser and performs functions such as recognising you when you return to our website and helping our team to understand which sections of the website you find most interesting and useful.